jueves, 27 de noviembre de 2008


Aquí te amo.


En los oscuros pinos se desenreda el viento.

Fosforece la luna sobre las aguas errantes.

Andan días iguales persiguiéndose. .


Se desciñe la niebla en danzantes figuras.

Una gaviota de plata se descuelga del ocaso.

A veces una vela. Altas, altas, estrellas. .


0 la cruz negra de un barco.

Solo.

A veces amanezco, y hasta mi alma está húmeda.

Suena, resuena el mar lejano.

Este es un puerto.

Aquí te amo. .


Aquí te amo y en vano te oculta el horizonte.

Te estoy amando aun entra estas frías cosas.

A veces van mis besos en esos barcos graves,

que corren por el mar hacia donde no llegan.

.

Ya me veo olvidado como estas viejas anclas.

Son más tristes los muelles cuando atraca la tarde.

Se fatiga mi vida inútilmente hambrienta.

Amo lo que no tengo. Estás tú tan distante. .


Mi hastío forcejea con los lentos crepúsculos.

Pero la noche llena y comienza a cantarme.

La luna hace girar su rodaje de sueño. .


Me miran con tus ojos las estrellas más grandes.

Y como yo te amo, los pinos en el viento,

quieren cantar tu nombre con sus hojas de alambre. .


Pablo Neruda




CONJUGACIÓN ENTRE LATIDOS



Un haz de luz que se filtra por la balaustrada de los pinos


cuando este corazón vital conjuga el verbo en tiempo de amor


y crece el embrujo de la noche con la luna y su fulgor


y el sándalo esparce su fragancia bendiciendo los destinos.



Abunda la pasíón del poeta cuando florece la landa


y extasiado el hombre mitiga su soledad con las estrellas.


Las luciérnagas titilan rabiosas en señal de demanda.


Cuando la landa florece de noche en el bosque hay querellas.



Pero la luna se muestra jocosa y se perfuma de menta


y en el estanque del bosque croando de amor reptan las ranas.


Misteriosa noche de embrujo, versos, aromas y jaranas.



Una melodía que nace y renace de quién sabe dónde


sonidos que laten y laten en la noche que expira lenta


y un poeta que conjuga el verbo apenas la tarde se esconde


Alí Al Haded

LA VOZ DEL MAR

Arena en el mar mar en el desierto... ¡
qué otro mar que la lágrima!
¡qué otra lágrima que la arena!
¡cuánto llanto!
¡cuánta soledad!
¿Dónde un espejo, ¡oh mar!
en esta arena, que como tú, refleje nuestro rostro
y nos devuelva intacta esa imagen con la que Dios
a su semejanza hombre nos hizo?

La poesía del mar
en un argot de silicio
impregna la tarde del hombre
y desde aquí diviso al sol
desde esta atalaya desnudo

Hay una multitud de fieras
agazapadas desde el pleistoceno
esperando el deceso del crepúsculo
y adivino que están cerca y se aproximan
procurando acorralar las horas
en el mítico segundo de un reloj de arena

Arena en el mar mar
en el desierto...
¡cuánta infinitud de sueños
y de sal albergas en tu lecho!
tus aguas no se rinden
ni se rindieron
¡tu voz no callará!

Será así desde el comienzo
Tu voz profética nos hablará
y nos enseñará todos los días de nuestra iniquidad

Mar fileteado por la luna
en tu ancho pliego anida un cuerpo
y en tus ojos una lágrima de sal

¡Hay un beso triste que se posa en el agua
cuando solloza la luna de Arabia
durante las noches de Omán!
ALI AL HADED